
Las enfermedades crónicas o agudas, con o sin dolor, con intensa sintomatología, así como algunos accidentes, pueden llegar a resultar altamente incapacitantes para las personas que las padecen y pueden generar un impacto emocional muy importante que si no es atendido generará consecuencias posteriores, tanto en la evolución de los síntomas como en el desarrollo de otras patologías.
La Organización Mundial de la Salud define el concepto de Salud como un “estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. La cita procede del Preámbulo de la Constitución de la Organización Mundial de la Salud, que fue adoptada por la Conferencia Sanitaria Internacional en 1946 y que entró en vigor en 1948.
Desde entonces, los cambios estructurales de atención a las personas con el fin de mejorar o mantener la salud, como estado de bienestar bio-psico-social, han sido múltiples, tanto a nivel jurídico, como político y social. Sin embargo, se sigue apreciando una falta de cobertura del impacto psicosocial que estas enfermedades tienen en las personas que lo viven.
La sintomatología presente en este tipo de cuadros crónicos o agudos de alta intensidad, que cursen con o sin dolor, determinan cambios en la vida de las personas que las sufren. Sin duda, la edad, la actividad diaria, el ritmo familiar, los rasgos de personalidad, el nivel de arousal, son todas ellas variables que afectan al proceso de valoración y afrontamiento de la situación vital, junto a la intensidad y frecuencia de la sintomatología en sí misma.
Dada la dificultad en la clasificación de este tipo de enfermedades y los debates acerca de dicha clasificación, destacamos que por “enfermedad crónica o aguda con sintomatología intensa”, nosotros nos referimos a aquellas alteraciones, patologías o enfermedades propiamente dichas, con suficiente impacto sobre la persona que los padece como para generar dificultades en su afrontamiento, en el seguimiento de su actividad diaria, estado emocional, ansiedad, incomprensión, afectación del apoyo social, en resumen, aquellas que afectan no sólo a nivel físico, sino que comprometen el bienestar psicosocial del individuo.
Como especialistas en estrés y ansiedad, defendemos el abordaje multidisciplinar, con especial atención al estado emocional, donde la intervención a nivel psicofisiológico, cognitivo y social, son los objetivos fundamentales del proceso terapéutico. El fin que se persigue es facilitar y/o mejorar la adaptación del paciente a sus síntomas, facilitar una evolución óptima y proteger la esfera psicosocial, minimizando el impacto.
El desarrollo de las estrategias de afrontamiento para la inoculación del estrés que produce, generalmente, la sintomatología de las enfermedades crónicas y su curso, puede realizarse de forma individualizada o grupal, según las características de la persona, de la enfermedad y la sintomatología, y de la estrategia en sí. Pero nuestra recomendación siempre es realizar una valoración individualizada previa, que nos facilite información completa para decidir la opción más adecuada a cada caso.